miércoles, 23 de febrero de 2011

Caminar regularmente ayudaría a conservar la memoria

Caminar es bueno para el corazón, pero también podría serlo para el cerebro, según un estudio basado en imágenes cerebrales correlacionadas con la actividad física.
Kirk Erickson y sus colegas de la Universidad de Pittsburg, en Estados Unidos, siguieron durante 20 años a 426 ancianos. De ellos, 299 gozaban de buena salud (edad media de 78 años) y 127 presentaban una demencia incipiente o Alzheimer (edad media 81).
Al comienzo del tratamiento los pacientes se sometieron a una resonancia magnética con el fin de evaluar la extensión de las zonas cerebrales correspondientes a la memoria, el aprendizaje y la atención. Cada semana, los expertos anotaban la cantidad de metros o kilómetros recorridos por cada unos de los ancianos.
Al cabo de los nueve años, a los pacientes se les realizó una segunda resonancia magnética para detectar cambios en el volumen de masa cerebral. Según Cyrus Raji, co-autor del estudio, “la disminución cerebral indica que las células mueren. Pero si el volumen aumenta, la salud cerebral se mantiene”.
Paralelamente se realizó una evaluación de las capacidades de memorización para comprobar la existencia de una eventual degradación  cognitiva. Los investigadores pudieron entonces correlacionar los beneficios de caminar, el volumen de las áreas cerebrales implicadas y los resultados de las pruebas.

Beneficios de caminar 10 km por semana

Erickson y su equipo constataron lo siguiente:
  • En los mayores sanos, caminar al menos 10 kilómetros por semana permite mantener el volumen de materia gris. Además, la actividad reduce por dos el riesgo de degradación cognitiva. Sin embargo, caminar más (¡algunos pacientes recorrieron hasta 40 kilómetros por semana!) no comportaría beneficios suplementarios.
  • En los mayores con alteraciones cognitivas, caminar mantiene el volumen cerebral y retarda la degradación de las funciones superiores a partir de los ocho kilómetros por semana únicamente.
En conclusión: las caminatas protegieron de manera significativa y durable el cerebro de los mayores que las realizaron a diario. Estos resultados pueden estar relacionados con la mejor vascularización del cerebro, lo que aporta más oxígeno y nutrientes, previniendo la degradación de las estructuras, en especial la memoria, la atención y el aprendizaje.
La enfermedad de Alzheimer es una enfermedad terrible para la cual aún no existen tratamientos eficaces. Es cierto que “caminar no es un tratamiento en sí, pero puede mejorar la resistencia cerebral contra la enfermedad y disminuir las pérdidas de memoria”, concluye Raji.

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