Pero primero tenemos que saber lo que es un "ataque de panico".
Se podría definir un ataque de pánico como un período discontinuo de miedo o incomodidad, sin un objeto determinado que lo genere "temor sin objeto" en los cuales varios síntomas se desarrollan abruptamente y alcanzan su pico dentro de los 10 minutos. Si estos cuadros se repiten con regular frecuencia constituyen un desorden o trastorno de pánico.
Los ataques de pánico pueden ir asociados a:
• Cuadros de agorafobia, que consiste en la ansiedad que despiertan lugares o situaciones donde la salida pueda ser dificultosa o donde no pueda disponerse de ayuda en el caso de padecer un ataque.
• Incluyen situaciones típicas como temor a quedarse solos en la casa o que no pueden dormir sin compañía, estar en una multitud o cruzar la calle, estar en un puente y no poder cruzarlo y quedarse paralizados, viajar en micros (buses), trenes, autos o subterráneos ("metro") . Esto lleva a que muchas personas no puedan salir de la casa o pueden hacerlo sólo si están acompañadas.
Así siempre salen con alguien: amigas, hermana, hijos, el marido, compañeros: es lo que se denomina "el acompañante contrafóbico".
Algunos síntomas:
1. Palpitaciones o taquicardia o una sensación de que "el corazón salta del pecho".
2. Transpiración intensa.
3. Temblores o sacudidas.
4. Sensación de respiración corta o entrecortada, ahogos. La persona siente que le "falta el aire".
5. Sofocos intensos.
6. Dolor o malestar en el pecho.
7. Náuseas o malestar abdominal.
8. Sentirse inestable, débil y extenuado/a, "con la cabeza vacía".
9. Mareos o vértigos.
10. Sensación de terror, de desrealización (sentimientos de irrealidad) o de despersonalización (sentirse desapegado de uno mismo).
11. Miedo a perder el control o a volverse loco/a.
12. Miedo intenso a morir.
13. Miedo a padecer un ataque al corazón.
14. Parestesias (calambres, hormigueos o "electricidad" en los miembros), entorpecimiento o sensación de parálisis, zumbidos en los oídos.
15. Calores o escalofríos.
como actuar:
Tratar de serenar a la persona, de llevarle tranquilidad expresando que todo va a pasar, que no se va a morir, ni que tiene un infarto, etc.
Intentar tener un contacto corporal, lo importante es que el que tiene un ataque de pánico, pueda "leer" adecuadamente y darse cuenta que no está solo, que hay alguien que lo ayuda.
Intentar que regule la respiración y ofrecerle que respire en una bolsa de papel o algo semejante.
Quien elige cuidar a alguien con ataque de pánico, sacará de alrededor cuanta más gente pueda haber, y en especial los menores como asimismo a todos los que digan "pavadas" o se ponen a opinar como grandes conocedores de estas crisis de pánico.
Minimizar el síntoma de angustia panicosa "no es" una conducta apropiada; produce el efecto paradojal. Llevar la contra, entrar en un juego verbal de "vos podés", o recriminarle que está "actuando" es contraproducente.
Los conflictos sociales obligan a los pacientes con ataque de pánico, a perder la seguridad, la estabilidad y a enfrentarlos con un futuro incierto y temible, con la vivencia de pérdida, ya sea de la propia vida, del sentido de su existencia, de los seres queridos, de la actividad laboral, etc.
Distraer nuestra atención, ya sea fijándonos en algo externo (aquello que estemos viendo, escuchando o tocando) o realizando algún tipo de actividad (movernos, hablar con alguien, imaginar una escena agradable, recordar las tareas pendientes del día, tararear nuestra canción favorita, etc.).
Contrarrestar la hiperventilación, que, como sabemos, es uno de los mecanismos clave en el proceso del ataque de pánico. Para ello podemos emplear varias técnicas de control de la respiración con el fin de que ésta deje de ser superficial y apresurada y se vuelva regular, como la respiración profunda o la respiración contando. Sin embargo, la forma más rápida y efectiva de contrarrestar la hiperventilación consiste en aumentar la cantidad de dióxido de carbono que introducimos en nuestro organismo con alguno de los siguientes trucos:
Tapar una de la fosas nasales y respirar solo con la otra.
Fruncir los labios y respirar por la boca como si estuviésemos apagando una vela.
Coger una bolsa entre las manos, colocar su abertura delante de nuestra nariz y boca y respirar dentro de ella hasta que empecemos a sentirnos más calmados (tampoco hay que abusar, ya que con este truco aumentamos muy bruscamente nuestro nivel de dióxido de carbono).
De esta manera, conseguiremos que el ataque de pánico no vaya a más y, lo que es mejor, que no se repita.
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