En un mundo con cerca de 900 millones de personas desnutridas y
hambrientas, cada año se desechan, literalmente, 1.300 millones de
toneladas de alimentos. En otras palabras, un tercio de toda la
producción global de este sector, segun el Programa de las Naciones
Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), cuyos resultados concuerdan con
informes similares elaborados por la Organización de Naciones Unidas
para la Alimentación y la Agricultura (FAO), más de la mitad de la
comida desperdiciada en Europa, Estados Unidos, Canadá y Australia se
desecha en la etapa de consumo, mientras que en los países en
desarrollo, dos tercios de las pérdidas se producen durante el almacenaje.
La clave, insisten la Pnuma y la FAO, está en animar a productores,
comercializadores y consumidores a reducir a toda costa las tasas de
pérdida y desecho de comida, lo que permitiría además ahorrar agua,
energía, pesticidas y fertilizantes, y supone un gran apoyo para la
seguridad alimentaria del planeta.
La FAO recomienda no dejarse tentar por ofertas que llevan a comprar
cosas que no necesitan, elaborar una lista básica de mercado y comprar
alimentos 'feos' (muchas frutas y verduras se desperdician por su forma,
tamaño o color). También, tener en cuenta que la fecha de caducidad
suele ser una sugerencia (muchos productos pueden comerse luego del
"consuma antes del").
A los productores les aconseja cosechar todo lo que se cultive, en el
momento óptimo; invertir en tecnología para guardar alimentos y elaborar
compostaje, y a la industria alimentaria donar comestibles que no se vendan.